jueves, 28 de octubre de 2010

Guía de supervivencia de un Autor Novel - vol.10

Tal y como prometí, traigo la décima entrega de la guía de supervivencia. Espero que no se os haya hecho larga la espera...
- Vol. 1 -> Organizar un discurso para una presentación
- Vol. 2 -> Publicidad y promoción
- Vol. 3 -> Envío del manuscrito a la editorial
- Vol. 4 -> Documentación
- Vol. 5 -> Cuestión de estilo
- Vol. 6 -> Diseño (edición práctica)
- Vol. 7 -> Conferencia escolar
- Vol. 8 -> Sentarse a escribir: La inspiración
- Vol. 9 -> Preparación del manuscrito
Y para no perder la costumbre, voy a seguir con mi repaso a los básicos. Sé que puede ser algo pesado, pero considero que, en ocasiones, puede no dársele la importancia necesaria...

Estructura Interna de una Novela I

Estamos hablando del consabido Presentación-Nudo-Desenlace. Una novela puede dividirse en estas tres partes claramente diferenciadas en las que, a saber, se trata la exposición de de los hechos que conducen o justifican al conflicto o punto central de la trama o argumento (personajes y referencias ambientales tales como tiempo y lugar), el desarrollo de la línea argumental de forma ascendente hasta la culminación, y la solución del problema o circunstancia principal respectivamente.

Esta estructura básica es la más conocida por ser, a su vez, la más clásica. Sin embargo, hay diversas formas de organizar la forma en la que contaremos nuestra historia según qué pretendamos transmitir exactamente.

Con la tríada clásica, conseguiremos un desarrollo argumental lineal en el que los hechos se irán sucediendo el uno al otro por orden cronológico, de forma que del punto A se llegará al punto B pasando por ciertas situaciones que marcan acciones destacadas en el transcurso del tiempo.

Ésta tríada puede ser duplicada a lo largo de una saga. Así, podemos encontrarnos con una trilogía en la que el primer volumen represente la presentación, el segundo el nudo y el tercero el desenlace, al mismo tiempo que cada una de las entregas posee su propia presentación, nudo y desenlace. Igualmente, puede tomarse en consideración dejar un desenlace abierto o cerrado. El final de nuestra obra literaria puede ser concluyente y, por tanto, no dar opciones a que ocurran más sucesos o, por el contrario, dejar ante el lector todo un abanico de posibilidades sin especificar una mayor o menor probabilildad de ocurrencia de ninguna de ellas, de forma que el libro termina pero la acción continúa.

Por otra parte, si no queremos dar un aspecto tan tradicional a nuestra historia, siempre podemos acudir a otros formatos:
  • Inicio in media res: de este modo, una novela comienza después de que se haya iniciado la acción para, posteriormente, retroceder al principio y retomarla.
  • Inicio directo: no se da una presentación de datos previos, sino que la acción y la novela comienzan directamente.
  • Estructura fragmentada: en este caso, no se presentaría la acción de forma lineal, sino que ésta se desordena en una serie de episodios o fragmentos que pueden ir desde capítulos enteros a pequeños parrafos.
  • Estructura digresiva: se busca romper el desarrollo lineal de la trama de una forma sistematizada con pequeñas reflexiones que no tienen relación con la misma.
  • Estructura episódica: se narran episodios poco o nada relacionados entre sí con el protagonista como único punto en común entre todos ellos.
  • Varias historias con valor equivalente: historias con marco (diversas historias con protagonistas diferentes que ocurren bajo la justificación de un pequeño relato introductorio de la novela entera y de cada una de esas historias) y encadenamiento (la historia de un personaje provoca la del siguiente)
Como veis, las opciones son múltiples. Sólo hay que observar las ventajas e inconvenientes que conllevan cada una de ellas y escoger la que más se adecúe a nuestra historia y nuestras intenciones como autores.



Próximamente, el papel del narrador en nuestra novela.

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